Caracas, 29 de Diciembre del 2008 / Pag. 12 |
Sra. De Majo:
Estimada Señora:
Es posible que esté equivocado. Pero no olvide usted la cocaína que se encontró en un avión militar estadounidense hace unos dos o tres años atrás en Medellín (si mal no me equivoco) y los responsables de ello, todos funcionarios norteamericanos, no pudieron ser juzgados en Colombia (debido al llamado Plan Patriota), pero en los Estados Unidos los tribunales los absolvieron.
Mire, tengo un recuerdo de muy niño (1942). Tenía no más de 10 años. Nuestra casa estaba en Bochalema, un hermoso pueblo bañado por dos ríos que se ubica entre Cúcuta y Pamplona, quizás más cerca de ésta última. Gobernaba Colombia López Pumarejo, liberal. Mi padre, de profesión periodista, nacido en Betijoque y por tanto muy venezolano como lo fueron todos sus hijos y mi madre, nos había enviado para allá porque así mis hermanos mayores (tres) podían estudiar en buenos colegios en Pamplona y, lo más importante, el dinero que ganaba como empleado del Ministerio de Agricultura a cargo de Don Rodolfo Rojas, le alcanzaba para que su familia viviera con menos sacrificios. El nos visitaba cada mes. Pues bien, más allá de que el pueblo era en verdad una belleza y aún lo sigue siendo, se vivía con mucho temor. Nuestro vecino, un hacendado conservador, muy rico, para citar un solo ejemplo, era reconocido como un auténtico matón y a su lado medraban no menos de veinte guardaespaldas, todos igualmente lugareños. Tenía ya en sus espaldas una larga lista de asesinados por él o mandados a matar por él. Andaba a caballo y créame que infundía pavor en todo el pueblo, pero él era el mandamás y allí no había en la práctica más autoridad que él mismo, montado en su brioso animal blanco, con dos pistolas al cinto y seguido por sus cuidadores. Pero eso no ocurría solamente allí en Bochalema, también pasaba en Pamplonita, en Chinácota, en Durania y en muchos otros pueblos vecinos y lo que recuerdo con mucha precisión es que ese terror lo generaba la acumulación por la fuerza de tierras por parte de esas bandas de criminales, tal y como vemos que sigue ocurriendo en la Colombia del Siglo XXI. Pocos años después, durante el gobierno de Laureano Gómez, regresé a estudiar en el mismo colegio donde habían estado mis hermanos, el Provincial, regido como entonces por los hermanos de La Salle y la cosa nada había cambiado, observé, por el contrario que había mucha mayor miseria…
De manera que esto que hoy vemos que hay 4,5 millones desplazados del hermano vecino, de los cuales casi dos millones durante el gobierno de Uribe, lo cual ha significado que los paramilitares se han apropiado, luego de masacrar a miles de campesinos en verdaderas y horribles matanzas (descuartizados con sierras eléctricas), de miles y miles de hectáreas de tierras cultivables y de las mejores del país, no surge de la noche a la mañana. Tiene sus antecedentes que vienen de muy atrás; pero lo grave que yo veo es que los sucesivos gobiernos que ha habido lo que han hecho es apuntalar y defender con posturas engañosas a esos matones, quienes no solamente eran y lo son conservadores, sino que también los había y los hay liberales. Esos sujetos hacían y siguen haciendo lo que les ha venido en gana, nada ha impedido que actúen con seña y lo que es peor, con una absoluta impunidad. Dejaron de llamarse hacendados, para convertirse ahora en lo que conocemos como Paracos, Narcos, Narcoparacos, Narcoparapolíticos, etcétera, pero a decir verdad, son los mismos siniestros sujetos históricos… El pueblo llano, el de abajo, el que más sufre y el que es mayoría en el hermano país, es quien tiene que soportar todas estas injusticias, pues, como le digo, no ha habido gobierno que deje de proteger a esos forajidos. Fíjese que este de Uribe Vélez, optó para salvarlos de las largas penas por homicidios colectivos y salvajes y los extraditó a USA (Don Berna, Mancuso, Jorge 40, etc.) para que allá gocen de beneficios procesales diciendo todo lo que se les antoje el FBI y a la DEA y, lo que es peor, para que nos les imputen los atroces crímenes que cometieron en su país.
De esa tragedia nace la guerrilla y seguirá, lamentablemente, por mucho tiempo más, en tanto esa realidad no cambie. Le recuerdo que la gente de la Unión Patriótica devino de la guerra hace veinte años, apenas, pero no fue suficiente su disposición a ir a la arena de la política y abandonar las armas...A todos sus dirigentes los asesinaron (algo más de 3.500) y ¿quienes fueron los autores intelectuales de esos crímenes? Pues nada más ni nada menos que esos hacendados matones así llamados en las décadas de los treinta y cuarenta y los que ahora conocemos como los narcoparapolíticos, muchos de los cuales han sido figuras muy destacadas de los partidos que apoyan a Uribe Vélez (exministros, jefes de sus campañas políticas, tanto para la primera presidencia, como para la reelección, jefes muy altos de sus organismos de inteligencia militar y policial…) y, por supuesto, los más son parte de los sectores oligarcas del país. Y eso de señalar culpables de esos crímenes a gente del uribismo y a sus amigos, no lo afirmo yo, Señora Beatriz, lo dicen los propios colombianos, los que están abajo y los que están en los organismos serios de defensa de los derechos humanos, en los órganos de justicia y hasta en el Congreso de la República.
Sobre que el gobierno no está comprometido en el tráfico, es muy posible que sea cierto lo que usted dice. No, no es el gobierno, lo acepto, pero son sus altos funcionarios, por supuesto algunos, no todos. Que la FARC secuestra y ha cometido graves delitos, como el secuestro y asesinatos, por supuesto que lo admito y lo condeno, jamás podría defender actuaciones de ese tipo. El punto está en que el gobierno ha delinquido tanto y quizás mucho más que la guerrilla y eso ha sido de siempre: a) el paramilitarismo ancestral que siempre estuvo activo pero, obviamente, bajo la sombra, tal y como le relataba la conducta de esos hacendados de la década de los cuarenta. En ambos casos antes y ahora, esas fuerzas irregulares han contado con el apoyo de los gobiernos de turno; b) la miseria en ciudades y campos es espantosa. Todavía persisten en muchos lugares del país las prácticas de explotación del medioevo; c) Eso de su "merced", "mi niño", "mi señor", etcétera, rige aún en este siglo XXI las relaciones entre el que está abajo sufriendo la miseria y la explotación y el que, por dinero, está arriba…!!!!!!
Me disculpa lo largo; me cuesta, se lo confieso, resumir. Pero déjeme cerrar con esto: Imagínese que aquí en la Venezuela de Chávez ocurriera siquiera un uno por ciento (1%) de esa tragedia colombiana y dos ministros de Chávez se les descubriera traficando con drogas…!!!! INMEDIATAMENTE SE LANZARIA UNA FEROZ CAMPAÑA MEDIATICA DE ACUSACIONES CONTRA CHAVEZ...EN CAMBIO, EN COLOMBIA NADA DE ESO OCURRE, NI POR ASOMO LA PRENSA SIP DEL HERMANO PAÍS SE ATRAVE A SEÑALAR A URIBE...¿Por qué será....?
Reciba usted mi saludo cordial, amigo
Iván Oliver Rugeles
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