6:20 AM | "La primera reacción ante el golpe de Estado en Honduras, durante la madrugada del domingo 28 de junio, fue de estupor. Y, al mismo tiempo, de calificarlo de locura", escribe en su página "El Espejo".
La primera reacción ante el golpe de Estado en Honduras, durante la madrugada del domingo 28 de junio, fue de estupor. Y, al mismo tiempo, de calificarlo de locura. En ese momento se desconocía el desarrollo posterior de la aventura que confirmó la temeridad de los golpistas al violar la Constitución y elementales principios democráticos. Cuando se supo que el presidente legítimo de esa nación, Manuel Zelaya, había sido detenido en su casa y sometido a insólitos vejámenes -no solo para un mandatario investido de autoridad por el pueblo sino para cualquier persona-, y expulsado luego de su país, aumentó la sensación de que se trataba de algo demencial. "Regreso a la caverna", fue el calificativo que le dio al hecho el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, y agregó: "Las justificaciones legales de toda la trama son torpes. He oído al diputado Roberto Micheletti, nombrado presidente por el Congreso Nacional después del golpe para suceder a Zelaya, que la acción se debió a la orden de un juez, impartida a los mandos militares. Imaginen el tamaño de la artimaña. Un juez que da un mandamiento a quien no debe, porque el ejército no tiene funciones de policía más que bajo un régimen de ocupación, y menos puede ordenar a los militares que saquen de su cama a un presidente debidamente electo que goza de inmunidad.
Solo usar esta coartada es ya una vergüenza". ¿Qué llevó a esa gente a lanzarse en una piscina sin agua?
La primera reacción ante el golpe de Estado en Honduras, durante la madrugada del domingo 28 de junio, fue de estupor. Y, al mismo tiempo, de calificarlo de locura. En ese momento se desconocía el desarrollo posterior de la aventura que confirmó la temeridad de los golpistas al violar la Constitución y elementales principios democráticos. Cuando se supo que el presidente legítimo de esa nación, Manuel Zelaya, había sido detenido en su casa y sometido a insólitos vejámenes -no solo para un mandatario investido de autoridad por el pueblo sino para cualquier persona-, y expulsado luego de su país, aumentó la sensación de que se trataba de algo demencial. "Regreso a la caverna", fue el calificativo que le dio al hecho el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, y agregó: "Las justificaciones legales de toda la trama son torpes. He oído al diputado Roberto Micheletti, nombrado presidente por el Congreso Nacional después del golpe para suceder a Zelaya, que la acción se debió a la orden de un juez, impartida a los mandos militares. Imaginen el tamaño de la artimaña. Un juez que da un mandamiento a quien no debe, porque el ejército no tiene funciones de policía más que bajo un régimen de ocupación, y menos puede ordenar a los militares que saquen de su cama a un presidente debidamente electo que goza de inmunidad.
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Batallon 715.
"Luis Beltran, Prieto Figueroa".
www.psuvbatallon715.blogspot.com
La Urbina.
Petare.
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