domingo, 19 de abril de 2009

FW: ¡Santa laicidad!

 
Excelente nota de este sacerdote de Petare...  
 
 
 
 
Ultimas Noticias | Sábado 18 de Abril de 2009
 
 
 
¡Santa laicidad!
Bruno Renaud

Una vez más, los obisposde la Iglesia Católica estimaron justificado entrometerse en el orden político y seglar. Algunas de sus últimas intervenciones no dejan lugar a dudas al respecto: a propósito del funcionamiento de la justicia en el país (proceso a los policías que actuaron el 11 de abril de 2002), de algunas decisiones de corte político-administrativo (centralización o descentralización), y de sus quejas en cuanto a "tendencias negativas contra nuestra religión". Lejos de justificar tales intervenciones, queremos abogar por una santa y sana laicidad. ¿Y cómo entender eso? La laicidad corresponde a la voluntad de establecer una distinción entre la historia y la eternidad; entre la tierra y el cielo, entre la sociedad civil y la comunidad religiosa. El templo no es el palacio de justicia. En el siglo IV, después de las persecuciones, los eclesiásticos tardaron poco antes de implicarse en un constante tira y afloja con los jefes de la ciudad. Cada uno de los dos bandos procuró avasallar e imponer su disciplina al otro. Al "cesaropapismo" de los reyes (invasión del "templo" por parte de los políticos que intentaban poner la religión al servicio de su parcialidad política), se opuso dialécticamente el clericalismo de los sacerdotes: en nombre del Todopoderoso, los sacerdotes se sintieron revestidos de la función de dirigir también la ciudad de los hombres. Hoy todavía, a pesar de sus denegaciones, los responsables de la Iglesia sienten una nostalgia invencible por esos tiempos en los cuales ellos imponían sus leyes, ¡supuestamente en nombre de Dios! ¿Tiempos benditos? No, en absoluto.

Pero el par religión-laicidad parece dispuesto a seguir provocando chispas. ¿Acaso no recordamos todos, por ejemplo, que la firma del cardenal Ignacio Velasco encabezaba la promoción del golpe, aquí en Venezuela, en 2002? Hoy, los jerarcas de la Iglesia Católica no se han percatado todavía de su trágico error. Al intervenir con poca prudencia evangélica en el orden de las cosas de la Tierra, los obispos ahuyentan una parte importante de su propia grey (precisamente la más humilde), y le quitan a la sociedad el estímulo de una fructífera y sana crítica desinteresada.

Sacerdote de Petare

 
 
Nota enviada por: Ivan Rugeles. (Bat-715)


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